jueves, 21 de agosto de 2014

Nicolás Maduro y Fidel Castro se reúnen durante seis horas en La Habana



El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, reveló que viajó a Cuba para reunirse con el expresidente de ese país, Fidel Castro.
“Estuve en Cuba, visitando al comandante Fidel Castro a nombre de toda nuestra patria”, dijo Maduro durante una transmisión en cadena nacional de radio y televisión.
El mandatario venezolano, quien viajó a la isla caribeña el martes y regresó la madrugada de este miércoles, dijo que conversó durante seis horas con el llamado líder de la “Revolución Cubana” y destacó la vitalidad de Castro, quien cumplió el pasado 13 de agosto 88 años.
"Qué energía, qué fuerza la del comandante, la voz clara, los pensamientos claros, la fuerza, seis horas, después recorrimos los campos, los sembradíos, donde él personalmente atiende todos los días los proyectos agroalimentarios", describió.
Comentó que Venezuela y Cuba trabajan de forma mancomunada en el tema de la alimentación. “Tenemos equipos conjuntos, con equipos que desarrollan investigaciones productivas en el campo alimentario”.
En la conversación sostenida con Castro, Maduro anunció que el ex presidente de Cuba le habló sobre “la necesidad de una revolución alimentaria con nuevos métodos".
El anuncio de su viaje a Cuba coincidió con la ratificación que hizo el mandatario venezolano, en cadena nacional, sobre el uso de captahuellas en todos los comercios de la red pública y privada para la compra de alimentos.
“Eso va a ser como las captahuellas en el sistema electoral: una bendición antifraude”, dijo Maduro. Según el sector privado comercial la escasez se ubica en 62%.
Su gobierno sostiene que la escasez de alimentos que se registra en Venezuela es causada por el contrabando de extracción hacia los países vecinos, por lo que él califica de “guerra económica” promovida por el sector privado para desestabilizar su gobierno y no por la sequía en la entrega de dólares para importar materia prima. En Venezuela existe un control de cambio desde el año 2003.
“El sistema de comercialización y distribución a través de la aplicación del sistema biométrico será un sistema perfecto. Estoy seguro de eso, para algo es la tecnología”, precisó Maduro.

Fuente: martinoticias.com

Crímenes macabros estremecen Caracas

Venezuela es, junto a Honduras, la nación con la tasa más alta de homicidios en el planeta. Según estimaciones de organizaciones no gubernamentales —a las que las autoridades oficiales tachan de exageradas—, en 2013 se cometieron 24.000 asesinatos en el país. Caracas, su capital, es el territorio más violento en toda su geografía.
Pero incluso para los estándares de una ciudad en la que el parte de bajas extraoficial por homicidios se convirtió en una rutina semanal, el último mes se ha vivido como una pesadilla de terror. Cuerpos desmembrados y personas ahorcadas se encuentran con alarmante frecuencia en plena vía pública. Los hallazgos tardan poco en difundirse a través de las redes sociales, dejando una estela ominosa de espanto y sembrando, a la vez, la duda de si se trata de un nuevo envilecimiento colectivo o solo una fase avanzada de las penurias cotidianas que padecen los caraqueños.
La temporada estival del horror adquirió niveles de tendencia el 22 de julio, cuando un vendedor de periódicos encontró junto a su quiosco del barrio de Bello Monte, al sureste de Caracas, tres sacos que contenían los miembros seccionados de Simón Perdomo, un trabajador de 22 años. Apenas unos días antes, se hallaron en la céntrica avenida San Martín los restos descuartizados de José Maia, un comerciante de origen portugués que había sido secuestrado.
No muy lejos de allí, en un contenedor de basura de la urbanización El Silencio, el 10 de agosto apareció el tronco de una mujer. Al cabo de unas horas, la policía judicial encontró las extremidades y determinó la identidad de la víctima, Yesenia Mujica, de 20 años, una estudiante de mercadotecnia a la que vieron por última vez en un local nocturno, de fiesta con compañeros de trabajo.
Para coronar los hallazgos macabros, el jueves y viernes de la semana anterior los automovilistas se toparon con los cadáveres de presuntos suicidas colgados de árboles en la entrada La Julia del Parque Nacional El Ávila, al noreste de Caracas, y en un recodo de jardinería junto a una autopista.
La racha obligó al ministro del Interior y Justicia, general Miguel Rodríguez Torres, a referirse el lunes a la renovada saña de los crímenes en Venezuela. En medio de una rueda de prensa convocada para exhibir los logros de su plan Patria Segura, entre los que citó disminuciones de 21% en las cifras de homicidios y 52% en los secretos con respecto al año anterior, el ministro achacó a “importaciones”, las modalidades de homicidio “que vienen prácticamente copiadas de otras latitudes”. Citó casos de homicidios en los que los asesinos aplicaron la denominada corbata colombiana, un método de tortura en el que se degüella a la víctima y por el corte se le extrae la lengua.
De acuerdo con la prensa local, solo en Caracas se han reportado 14 casos de descuartizamiento en lo que va de año. La profusión de este tipo de crímenes abona las versiones de que un psicópata individual pudiera estar en acción, o de que los ajustes de cuentas entre bandas criminales hayan alcanzado un nuevo grado de sofisticación.

A esas hipótesis responde el sociólogo Miguel Ángel Campos: “Es parte de una postal costumbrista según la cual los venezolanos éramos buenos, parte de un pueblo de gente solidaria al que las malas mañas llegan de afuera”. Campos, que reside en Maracaibo, la segunda metrópoli de Venezuela, advierte que la escalada en la saña del crimen obedece a una dinámica ya instalada en el país. Según ese académico de la Universidad del Zulia, para explicar por qué un delincuente venezolano antes mataba de un tiro y ahora mata con veinte, hay que ver a la sociedad. “En los últimos 20 años esta se ha desafiliado del pacto societario que, en lo formal, se vincula a la Constitución y a las leyes, pero que en el fondo orgánico tenía anclajes más reales, como el respeto a la propiedad o el derecho del otro, que se han perdido”, aclara. “Además”, señala Campos, “este desenfreno se ve retroalimentado todos los días con la impunidad y con el sistema de justicia, que está hecho pedazos”.

Fuente: lapatilla.com

martes, 5 de agosto de 2014

La cara boliburguesa de Miami

La oligarquía venezolana que floreció con Chávez invierte en EE. UU. - Las supuestas fortunas fueron amasadas de forma ilícita


 La noche del viernes 18 de julio, Benny Palmeri-Bacchi iba camino a unas vacaciones en el maravilloso mundo de Disney en Orlando, cuando fue arrestado por agentes de la agencia antidrogas DEA en el aeropuerto internacional de Miami y llevado ante un tribunal federal por delitos de tráfico de cocaína, obstrucción de la justicia, lavado de dinero y extorsión.
Palmeri-Bacchi es abogado, era juez en Venezuela y se le acusa de impedir la deportación de uno de los narcos colombianos más buscados entre 2009 y 2010, con ayuda del entonces jefe de la Oficina de Interpol en Caracas.
Palmeri se había dedicado al negocio de los alimentos en estos últimos años: era directivo de la Cámara de empresarios venezolanos del Mercosur y propietario de media docena de empresas en el sur de Florida y en Venezuela. Ya era lo que los venezolanos de ambas orillas llaman un boliburgués: un miembro de la nueva oligarquía que floreció a la sombra del chavismo y que lo mismo que las anteriores, conserva el gusto de invertir en Miami su súbita -y con frecuencia mal habida- riqueza.
El origen de estas nuevas fortunas venezolanas es diverso: bien pueden provenir del narcotráfico y el lavado de dinero, como sospechan las autoridades federales en el caso del exjuez Palmeri; o de la corrupción que crece al amparo de la bonanza petrolera, en especial, de los contratos con el Estado y del control de cambio establecido en 2003 justamente para evitar la fuga de capitales. El exministro de Finanzas, Jorge Giordani, admitió en enero que solo entre 2012 y 2013 el Estado entregó $ 20.000 millones para importaciones, a precios preferenciales, a empresas de maletín. Parte de ese dinero ha venido a parar a Florida y ha contribuido a la recuperación del mercado inmobiliario.
Esta gran inyección de capital venezolano ha llegado por dosis. Las más altas y recientes han sido las de los exbanqueros afines al Gobierno que cayeron en las intervenciones de entidades bancarias y casas de bolsa de 2009; las de los jóvenes empresarios de la antigua oligarquía caraqueña favorecida por el poder, conocidos como los 'bolichicos', entre 2009 y 2013; las de militares y funcionarios de rango medio que corrieron a resguardar "sus ahorros" cuando el presidente Hugo Chávez enfermó de cáncer en 2011; y la de altos cargos caídos en desgracia que pactaron con la justicia de Estados Unidos a cambio de información sobre los manejos turbios del chavismo. Otros siguen aún conectados con la administración del presidente Nicolás Maduro y compran, invierten y vacacionan en Florida, y algunos legisladores floridianos creen que Washington debe sancionarlos con firmeza, tanto por sus fraudes como por su responsabilidad en las denuncias de violación a los derechos humanos.
"Estos violadores de derechos humanos tienen sus inversiones en Estados Unidos. Cuando roban dinero en Venezuela, a menudo utilizan 'empresas-fachada' y testaferros para invertir ese dinero en nuestra economía, sobre todo en Florida. No hay ninguna razón en el mundo por la que no deberíamos ir tras estas personas por lo que han hecho", dijo el senador republicano de Florida, Marco Rubio, cuando el Congreso discutió sin resultados la moción de aprobar sanciones contra estos funcionarios. El grueso de los demócratas se resistió hasta el 30 de julio, cuando el Gobierno de Barack Obama anunció unilateralmente que revocaría y denegaría visados a un grupo de altos cargos venezolanos, considerados "responsables o cómplices" de la represión a las protestas contra Nicolás Maduro.

MAYE PRIMERA - El País